jueves, 5 de noviembre de 2009

La Gotera (Edición # 012) art.3

Fragmentos de Historia


Que vivan los estudiantes I parte

París mayo de 1968: La rebeldía juvenil empezó su ebullición, los estudiantes parisinos dejaron de salir a la calle sólo a protestar por temas concernientes a su problema gremial y se pusieron la camiseta de una lucha más profunda dentro de la cuál el campo de su visión abarcaba todo el horizonte de una sociedad cansada de tanta explotación, de guerras fratricidas que mostraban el interés expansionista de potencias deseosas de más poder y recursos (la guerra de Vietnam, por ejemplo) y se llenaron de poesía y mucho valor para organizar sus barricadas, sus manifestaciones que calle tras calle hacían sentir el coraje y el grito de inconformismo; ya desde la entrada de la Sorbona y ante la desdicha de los policías allí postrados por órdenes del régimen opresor, pintaron su declaración de principios que decía: “Queremos que la revolución que comienza liquide no sólo a la sociedad capitalista, sino también a la sociedad industrial. La sociedad de consumo morirá de muerte violenta, la sociedad de la alienación desaparecerá de la historia.

Estamos inventando un mundo nuevo original. La imaginación al poder”, los estudiantes lograron demostrar que cuando están unidos y bien organizados pueden convertirse en un actor social importante, que en medio de ciertas condiciones podrá ser también transformativo, papel que debemos asumir todas y todos sin ninguna vacilación y más en estos tiempos donde la amenaza de privatización se cierne sobre la educación pública, son ya 41 años de pintas como “un policía duerme en cada uno de nosotros, es necesario matarlo”, “Están comprando tu felicidad. Róbala” ó “No vamos a reivindicar nada, no vamos a pedir nada. Tomaremos, ocuparemos.” y otras que pecaban de inmediatez “No sé lo que quiero, pero lo quiero ya”, las que sacaban canas en las parejas “Abraza a tu amor sin dejar el fusil” y las que causaban pánico dentro de tanto dirigente traidor: “Los que hacen las revoluciones a medias no hacen más que cavar sus propias tumbas”. Son 41 años de ejemplo de entereza que no nos caería mal recordar, para ponernos en el lugar que hoy todo el estudiantado unido tiene que asumir y para que por fin la historia duerma tranquila una vez la imaginación llegue al poder.
Diego Batero

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