jueves, 5 de noviembre de 2009

La Gotera (Edición # 011) art.3

Fragmentos de Historia
El silencio no es una alternativa

Han transcurrido 152 días desde que el profesor de la Universidad Nacional Miguel Angel Beltrán se convirtió en un nuevo falso positivo judicial (como ya había sucedido con el profesor Alfredo Correa, quien después de ser dejado en libertad al caerse el montaje judicial fue asesinado por sicarios en la ciudad de Barranquilla) yo me pregunto y también les pregunto ¿hasta cuándo permitiremos la ignominia que pisotea con sus pies de borrego la dignidad humana de aquellos que se atreven a pensar?, no vaya sea que dentro de poco la solidaridad, la protesta y el inconformismo sean tipificados como delito dentro del Código Penal delante de nuestra mirada apática.

Prohibido olvidar

El 21 de agosto de 1999, 120 paramilitares llegaban al corregimiento La Gabarra del municipio de Tibú, cuatro días después de haberse reunido con efectivos del Ejército (según lo confesó el comandante paramilitar Andrés Palencia) y con quienes confeccionaron una lista de 80 víctimas civiles acusadas de ser miembros de la guerrilla o colaboradores de la misma, a quienes con motosierra en mano les quitaron las cabezas y sus cuerpos fueron arrojados al río Catatumbo, cuyas corrientes se encargaron de borrar toda evidencia; este fue el punto de llegada del baile sanguinario iniciado desde la vereda Socuavó el día 29 de mayo, luego por el Mirador y Vietas, este baile que opacó la esperanza de decenas de familias, que representó el fiel reflejo de una degradación política y moral del Estado sumergido en el crimen como medida desesperada para perseguir a todos aquellos que al disidir de lo impuesto son señalados de guerrilleros, de sediciosos, y condenados sin juicio previo a una vil muerte, mediante métodos terroríficos que revelan la podredura de quienes ordenan y ejecutan el macabro acto, frente a todo esto es que nos atrevemos a decir PROHIBIDO OLVIDAR, en honor de los caídos, en honor de los sobrevivientes, en honor de los familiares que aún lloran sobre las fotos, en honor a todo un país que resiste en medio de la tempestad y como medida certera para hacer justicia y evitar que crímenes de esta naturaleza vuelvan a ser cometidos sobre nuestro territorio, a todas y todos les cantamos al unísono esos versos de Milonga que ratifican nuestro compromiso con la vida:
“Mi tumba no anden buscando/ por que no la encontraran/Mis manos son las que van/ en otras manos , buscando/ Mi voz..la que esta gritando!/ Mi sueño,el que sigue entero/ Y sepan que solo muero/si ustedes van aflojando/Por que el que murió peleando/vive en cada compañero !”

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