lunes, 30 de noviembre de 2009

Estética Snob y Ética Fractal (art. 2)

Hablar de la moda es entrar en los nuevos relatos dados a partir del movimiento sempiterno de las mercancías, productos protagonistas en las sociedades de consumo, objetos que en continuo casting logran pasar desapercibido el intersticio entre lo substancial e insubstancial… pues, es cada vez tan seductor el encanto de las mercancías que su fetichismo sigue maximizándose en todo orden, mimética que se hace gusto, cuerpo, se hace poder dual de decisión personal, clasificador entre lo primario y lo residual, un poder estético atómico de percepción y apreciación practicado en las relaciones sociales de quienes somos protagonistas o victimas, querámoslo o no, en la era del neocapitalismo light.

“Estar o no estar a la moda” se traduce en términos básicos de juicio social, que define y divide a los sujetos entre el honor y la vergüenza, la condena y la admiración, donde la estética en medio de sus continuos y acelerados cambios busca hacerse perenne a partir de lo novedoso, (lo ético se hace fraccional), se logra valorar acorde al tiempo y espacios mínimos vividos, se produce miedo si no se es consumista, o como comenta Zygmunt Bauman (2007) “son sufrimientos humanos que suelen producirse a causa del exceso de posibilidades más que por el exceso de prohibiciones”…

Así, los sujetos suelen ser ya sujetados por lo in, lo fashion, lo pop, lo chic… propaganda que deviene como mecanismo de inspección social cuya función latente es la conversión de lo mimético en reglas y valores de continua difusión, valores estéticos transitorios que se hacen globales y esperan ser correspondidos por un engranaje modelado de deseos, cuerpos y actitudes…

Derivaciones conductuales de la estética snob que define y practica la ética fractal, “Eres bien recibido mientras dura la temporada, mientras estés en ella y logres participar de la siguiente”…. Su condicionamiento surge en la exclusión que hace parte del juego relacional, una regla tan transparente que no es vista, no es revelada, su denuncia ha expirado.

Estar acorde a la estética del momento, es tener poder de inclusión de si mismo en las esferas sociales de reconocimiento, una vez desaparecen los temores de quedar por fuera, entra el ánimo extasiado que quiere desfilar por la pasarela, lugar de ensueño que define el rol consumista y el status social. En estos términos, el poder derivado de la estética snobista define además quienes son las personas agradables, o desagradables, de confianza o desconfianza, reconocidas ó desconocidas … no simplemente a partir de un desgaste y entrecruce de palabras sino que el propio peso simbólico y visual se hace cargo de ello, de separar y distinguir… son tales las relaciones sociales a las que continuamente nos enfrentamos, que las interacciones ya no suelen ser definidas como encuentros sino como espacios de potencial inseguridad, desencuentros donde podemos llegar a ser portadores de estigmas sin saberlo, el solo hecho estético prevalece como poder que desecha, que es artificial pero radical, hipnosis desenfrenada que no permite reflexionar, mucho menos develar allende la discusión, la reivindicación, la integración…
Fabian Herrera M.
Estudiante de Sociología

1 comentario:

  1. Seria bueno que el autor del artículo tratara de no fumar tanta yerba cuando va a escribir, estos temas solo le interesan a los chirretes.

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